Cuando el 14 de abril de 2020, el Foro Geobiosfera tuvo conocimiento del cierre de los huecos de ventilación de las mansardas de la Iglesia de San Miguel, se puso en contacto con el obispado de Segovia para comunicar que se debería retirar la malla de forma urgente, ya que se había atrapado en el interior a varias chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) en periodo de reproducción. Cabe recordar que estas aves están protegidas por la ley.
Se observó que algunos especímenes intentaban sin éxito entrar por los huecos sellados ya que habían anidado en el interior y no podían acceder a los nidos que estarían ya con huevos o pollos.
Si angustioso era observar esos intentos frustrados, más sorprendente fue comprobar que había algunos especímenes atrapados en el interior, presumiblemente hembras. Se observó como algún macho intentaba alimentar a la hembra, que se pegaba a la malla por el interior, aunque el pequeño paso de la malla instalada impedía hacerlo con eficacia y desconocemos el resultado de estos intentos.
FGB se ofreció para asesorar in situ esta acción de retirada de la malla pero no se ha recibido petición en este sentido.
Se da la circunstancia que el obispado conoce la existencia de estos nidos de chova piquirroja ya que en años anteriores facilitó permiso para realizar el anillamiento científico de estas aves.
No es la primera vez que sucede algo parecido en esa iglesia pues, en otro año, el sellado de una ventana en la cumbrera de la nave principal causó la muerte de la hembra y los pollos de otra pareja de chovas.
Otro caso no menos insólito fue que cuando se repararon las cumbreras de la iglesia de San Millán, donde también se selló el hueco del atrio norte en el que anidaba otra pareja de piquirrojas.
La malla de la torre de san Miguel se ha retirado el pasado día 17, aunque desconocemos las consecuencias que ha tenido este episodio.
Curiosamente el 2 y 3 de octubre de 2019 se celebró en la ciudad un congreso científico sobre estas aves, en dependencias cedidas a tal fin por el obispado de Segovia. Participaron científicos de España y otras naciones, así como representantes del obispado. En ese evento se puso de manifiesto la singularidad de la ciudad de Segovia como lugar de cría de la población más grande de España de estas magnificas aves, y se resaltó la problemática de la población de chovas piquirrojas, joyas de la naturaleza que no tiene parangón en España ni en el resto de Europa.
En el año 2016, FGB propuso, a instancias del Sr. Obispo, la realización de un Convenio marco de colaboración entre el obispado de Segovia y el Foro GeoBiosfera con el fin de supervisar y asesorar en materia de medio ambiente a la diócesis de Segovia y cuyo objeto era la “Conservación y fomento de la biodiversidad en los edificios y propiedades la diócesis del Obispado Segovia y su provincia.”
La firma de este convenio fue finalmente rechazado por los órganos de gobierno del obispado.
Conviene, por último, resaltar los fundamentos jurídicos en los que se basa la protección de las chovas piquirrojas en España y en particular en Segovia.
Fundamentos de derecho
En este caso es de aplicación la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad que fue publicada por la Jefatura del Estado en el «BOE» núm. 299, de 14 de diciembre de 2007. Referencia: BOE-A-2007-21490. Y modificada por la Ley 33/2015, de 21 de septiembre.
Es de aplicación la Directiva de aves, Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres.
También es de aplicación el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Con independencia de otras prescripciones, este conjunto de normas establece respecto de estas aves:
“La prohibición de dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico.
Esta prohibición incluye su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos, estos últimos aun estando vacíos, así como la posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos o de sus restos, incluyendo el comercio exterior.”